¿Y SI SE PUDIERA CURAR CON LA MÚSICA?

La musicoterapia, la definición más común es la terapia a través de la música. Los distintos tipos de música nos afectan de maneras diferentes, determinadas canciones en ciertos momentos de nuestra vida nos emocionan, nos hacen llorar o sonreír.

Basándonos en lo anterior, la musicoterapia utiliza estas funciones de la música, para tratar de mejorar nuestra salud en diferentes ámbitos como el físico, creciendo nuestro bienestar, el emocional, expresando las emociones, el social, facilitando las relaciones y facilitando así una mejor integración social o el cognitivo, en cuanto a lo personal para que crezca nuestro bienestar.

Sabiendo todo esto nos preguntamos ¿en qué consiste?: se considera una terapia expresiva, predominantemente no verbal, donde a través de la creatividad, la expresividad y la espontaneidad se trabajan las emociones, los afectos, la cognición y las relaciones personales.

La aplica un musicoterapeuta o terapeuta musical, un profesional de la salud, graduado y capacitado para contribuir a la recuperación y rehabilitación de la salud y prevención de dolencias. Creando un tratamiento específico para cada paciente o uno para un grupo, usando la música, los sonidos, los instrumentos musicales y otros componentes sonoros.

La musicoterapia se puede aplicar desde antes de nacer hasta que la época más madura, cómo:

  • Durante el embarazo: Las melodías, las vibraciones y ritmos en lo único que permite en estos momentos al bebé la conexión con el exterior, ya que es de los primeros sentidos que desarrollan, esto hace que los padres puedan establecer un estrecho y placentero vínculo.
  • En bebés: Este periodo que va desde que nace hasta los 3 años, es el momento de máximo desarrollo neuronal, con lo cual una estimulación temprana sirve igualmente para prevenir y mejorar los posibles déficits en el desarrollo del niño.
  • En niños: En esta etapa suele ir dirigida a colectivos con alguna problemática específica, ya diagnosticados como: Autismo, TEA, déficit de atención con o sin hiperactividad, síndrome de Down, discapacidad intelectual, retraso cognitivo, retraso madurativo, trastornos de movimiento, etc.

O en niños que queremos fomentar la creatividad, la expresividad…,en general la promoción del desarrollo.

  • En adultos: También va dirigido a dos grandes grupos, los que poseen una problemática específica como: rehabilitación neurológica, ansiedad, depresión, estrés o incluso pacientes con Alzheimer.

Por otro lado en personas, grupos o familias, para renovar potencialidades, una mejoría en el estado físico, mental y social.

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